(de Violeta M. a Baltazar I.; el amor de sus podridos días en la cárcel del alma)
Restaurando almas vencidas, me encontré frente a tus dulces ojos cuando me agarraste fuertemente los brazos y ante tu indolencia quedé raída.
Las témperas y los pinceles callaron el suelo y crearon la más silenciosa pintura desde las más vivas tonalidades.
Nuestros aromas parecieron compactarse y violentándose entre sí suspiraron en el más placentero orgasmo.
Saborear tus entrañas en medio de las telas colgantes fue ascender a la cuerda floja de mi actual circunstancia más compleja y amada a la vez.
Transpirando hasta la última célula de los más ocultos tejidos de nuestros organismos plasmándose en el santo sudario de nuestras inocencias, la huella que jamás logró olvidar el tiempo…
Turista del arte elegante y de estilo clásico fueron mis manos corriendo asustadas por tus caderas de viril mancebo; las aguas fluían en el torrente de nuestras uniones y no temíamos ahogarnos…
Sacudí el polvo de las fáciles noches en las que el cansancio y la rutina habían hecho de las suyas cediendo sin sentir aquel arte de nuestras siluetas en el taller que nos dispuso poco a poco a releer; releer que? Releer nuestros amores entre tus andamios de inestable sexualidad y mi poca cordura estilística al cogernos… cogernos las manos frías de la absurda rotonda diaria de sucesiones desvariadas y rutinarias: nuestras vidas condicionadas.
Nuestros silencios se flagelaron y obligaron a nuestros hijos labios a la brutalidad de chocar entre políglotas, lenguas descarnadas y rasgadas por el filo de nuestros caninos incisivos y molares cubiertos de la pleura de este amor de represiones innatas.
Las nubes abrillantadas de deseo en tu almohada descansan, sin saber que la víbora de tus encantos traiciona a la mafia…
Volveré esta tarde a tu encuentro y me inundaré de afrodisíacas frases que solo tu y yo sabemos…
A través de estas frases amor de la podredumbre de la vida; sabrás la repulsión que a mis tules de arco iris acariciados con frenesí, les estoy teniendo… Les estoy teniendo ganas a los jirones de tu piel acorralada; acorralada entre mis ambas manos que te asfixian la mirada…
Vete de nuestro mundo; acicálate la jeta; mueve tus pantalones y deja que amanezca.
Mieses de mis ayunos no sabes cuánto por ti he dejado… No sabes cuánto a ti te he amado.
Las témperas y los pinceles callaron el suelo y crearon la más silenciosa pintura desde las más vivas tonalidades.
Nuestros aromas parecieron compactarse y violentándose entre sí suspiraron en el más placentero orgasmo.
Saborear tus entrañas en medio de las telas colgantes fue ascender a la cuerda floja de mi actual circunstancia más compleja y amada a la vez.
Transpirando hasta la última célula de los más ocultos tejidos de nuestros organismos plasmándose en el santo sudario de nuestras inocencias, la huella que jamás logró olvidar el tiempo…
Turista del arte elegante y de estilo clásico fueron mis manos corriendo asustadas por tus caderas de viril mancebo; las aguas fluían en el torrente de nuestras uniones y no temíamos ahogarnos…
Sacudí el polvo de las fáciles noches en las que el cansancio y la rutina habían hecho de las suyas cediendo sin sentir aquel arte de nuestras siluetas en el taller que nos dispuso poco a poco a releer; releer que? Releer nuestros amores entre tus andamios de inestable sexualidad y mi poca cordura estilística al cogernos… cogernos las manos frías de la absurda rotonda diaria de sucesiones desvariadas y rutinarias: nuestras vidas condicionadas.
Nuestros silencios se flagelaron y obligaron a nuestros hijos labios a la brutalidad de chocar entre políglotas, lenguas descarnadas y rasgadas por el filo de nuestros caninos incisivos y molares cubiertos de la pleura de este amor de represiones innatas.
Las nubes abrillantadas de deseo en tu almohada descansan, sin saber que la víbora de tus encantos traiciona a la mafia…
Volveré esta tarde a tu encuentro y me inundaré de afrodisíacas frases que solo tu y yo sabemos…
A través de estas frases amor de la podredumbre de la vida; sabrás la repulsión que a mis tules de arco iris acariciados con frenesí, les estoy teniendo… Les estoy teniendo ganas a los jirones de tu piel acorralada; acorralada entre mis ambas manos que te asfixian la mirada…
Vete de nuestro mundo; acicálate la jeta; mueve tus pantalones y deja que amanezca.
Mieses de mis ayunos no sabes cuánto por ti he dejado… No sabes cuánto a ti te he amado.