martes, 25 de diciembre de 2007

¿Cuán profundo estuviste que no lograste ver?-> Un año avasallante, sin duda alguna muy importante para algunos, un poco menos para otros…


Un intento de de escape y vamos de nuevo a hundirnos a lo más profundo. Resulta casi ilógico observar la rutinaria y agotadora vida de la gente.
Cuando voy por la calle observo sus rostros y los signos son claros: un precipitado caminar, la vista en un punto fijo, los ojos somnolientos, mal aspecto tanto en sus cabellos, como en su piel y una cierta irritación; lo que demuestra señoras y señores que las personas de su alrededor van directamente a las profundidades más temidas por la especie humana… sus colindantes mueren cada día y ni se han dado cuenta de cuánto de ellos va por la solera y cuánto de ellos está accionando en la oficina.
Resulta un poco absurdo que mientras le hablas a una persona (por ejemplo a tu madre) ésta esté tragando el almuerzo, mientras firma un par de documentos y además dice estar escuchándote; sin embrago, a toda esa gente se le puede comprender, pues díganme ustedes… ¿Quién no se ha sentido reventado después de un abrumante carrete, o de una larga semana llena de inconvenientes, o simplemente de llevar una vida tan usual, tan repetida, tan habitual, o de estar siempre con las mismas personas?... El estar estresado hoy en día pasa a ser algo común, y que sin duda se toma superficialmente confundiendo el cansancio con el estrés, es por eso que si tú le preguntas a un pequeño de 7º básico, cómo se siente después de haber tenido (por ejemplo) 5 pruebas en la semana, sin duda te responderá que está estresado y que lo único que quiere es descansar; lo que en realidad deja entrever que la sociedad actual utiliza el concepto de estrés como una manera de expresar que tuvo que sacrificarse y organizarse de tal forma que alcanzara a hacer todo lo que debía en un plazo determinado (entendiendo poco menos que se tuvo que estar en vigilia, y reemplazar las horas de comida por horas de estudio, etc. )…
El mundo que nos circunda nació cansado y vive en el mismo estado; las cosas antiguamente eran más sacrificadas (pero sin duda alguna, eran harto más FOME!), se necesitaba de un trabajo mayor para alcanzar lo que hoy logramos presionando sólo un par de teclas, y es por eso que suena un tanto contradictorio el surgimiento de psicopatías como el estrés, las neurosis (y otras) en la humanidad actual. Pero ese no es el punto; digamos que el punto central de esta maraña es el modo en que se superan este tipo de problemáticas modernas; pues en estos casos no es tan sólo el psicoportador el que la pasa mal, sino, también su entorno más próximo llega a verse sumido en la más profunda de las depresiones (por citar un caso) en la que se siente inútil de no poder ayudar a su cercano para hacer más llevadera esta vida que lo consume… Es así como esto se vuelve un círculo vicioso en el que nadie se escapa de las chifladuras tercermundistas y en donde ninguno es capaz de darse cuenta de lo que realmente sucede con uno mismo…
…Y la pregunta… ¿Cuán profundo estuve que no logré ver? Es la que nunca se harán quienes padecen este tipo de psicopatías; después de todo, el tipo que investigaba la cura total de estos males con sus respectivos tratamientos se ha visto envuelto en un inexorable estrés crónico que no lo deja accionar por sí solo; es por eso, queridos amigos, cuidado con caer en este tipo de cosas tan comunes hoy en día; y si caíste ya en una de ellas, abre los ojos y mira hacia el sol que aún estás a tiempo de salvarte a ti mismo.

He aquí un poema para quienes se consumen día a día; para quienes quieren acabar, acabar con todo:
Octavio Paz:

Acabar con todo:


Dame, llama invisible, espada fría,

tu persistente cólera,

para acabar con todo,

oh mundo seco,

oh mundo desangrado,

para acabar con todo.

Arde, sombrío, arde sin llamas,

apagado y ardiente,

ceniza y piedra viva,

desierto sin orillas.

Arde en el vasto cielo,

laja y nube, bajo la ciega luz que se desploma

entre estériles peñas.

Arde en la soledad que nos deshace,

tierra de piedra ardiente,

de raíces heladas y sedientas.

Arde, furor oculto,

ceniza que enloquece,

arde invisible,

arde como el mar impotente engendra nubes,

olas como el rencor y espumas pétreas.

Entre mis huesos delirantes, arde;

arde dentro del aire hueco,

horno invisible y puro;

arde como arde el tiempo,

como camina el tiempo entre la muerte,

con sus mismas pisadas y su aliento;

arde como la soledad que te devora,

arde en ti mismo, ardor sin llama,

soledad sin imagen, sed sin labios.

Para acabar con todo,

oh mundo seco,

para acabar con todo.





Felices fiestas

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